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domingo, 7 de marzo de 2010

La era de la producción

Vivimos en lo que se suele llamar la aldea global. La información, las comunicaciones y la tecnología han encogido el mundo de manera sustancial.

La competitividad a nivel mundial ha eliminado la mayoría de los nichos de negocio protegidos que existían hace diez años. El elemento de más movilidad hoy es la tecnología. Adelantos y progresos están a disposición en muy poco tiempo de todo aquel que tenga dinero para pagarlo.

Los comienzos del nuevo milenio, se han caracterizado por los movimientos de la producción (no sólo de las personas que ofrecen su mano de obra), desde los países más desarrollados hacia los menos. La lógica que ha impulsado estos movimientos es aplastante. Dado que estos países proveían de mano de obra en el entorno mucho más barata, podíamos mejorar nuestros costos de forma sustancial. Demasiado fácil para ser verdad y para que funcionara.

Los recursos que utiliza el Sistema de Producción son diferentes conforme al proceso y los bienes finales. Lo importante desde el punto de vista de la gestión no es sólo la transformación física, si es que ésta se da, lo importante además es la transformación económica, que siempre sucede. Esta transformación económica se refiere a la transformación de la Utilidad. Esta variable es conocida por los economistas como: la cantidad monetaria dispuesta a pagar por los consumidores para conseguir unos productos que aumenten su satisfacción. De aquí que un Sistema Productivo sea también un elemento generador de riqueza. El mercado paga más por lo transformado que lo que pagaría por los recursos.

En la actualidad la producción es algo fundamental en nuestra sociedad. En muchas empresas se concibe a las personas como hormigas obreras que producen, producen y producen sin saber qué finalidad tiene lo que están haciendo. Un operario de cualquier cadena de producción puede poner 100 tornillos diarios sin saber cuál es el resultado final de lo que hace cada día. Sin duda esto es algo que desmotiva en el día a día, no sólo por la rutina de hacer siempre lo mismo, si no por el hecho de desconocer a que lleva tu trabajo. Esto sin embargo favorece a la empresa en su conjunto, puesto que la repetitividad en una determinada acción tiene menos probabilidades de error al haber más especialización y más producción.

Este tipo de producción surgió con la revolución industrial. Con ella surgió la clase obrera, el proletariado, que es el término utilizado para designar a la clase social más baja de la edad moderna que, en el modo de producción capitalista, se ve obligada a vender su fuerza de trabajo a la burguesía por carecer de los medios de producción.

Además, con esta revolución industrial se perdió la producción artesana de múltiples productos. Si bien, hoy día, los productos artesanos tienen un gran valor.







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