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domingo, 4 de abril de 2010

Productos defectuosos

La función de operaciones es clave para el logro de la ventaja competitiva. Los objetivos que persigue el sistema de operaciones son: coste, flexibilidad, servicio al cliente y calidad.


La calidad es uno de los aspectos más importantes que mira el cliente a la hora de comprar el producto. La variable precio ha perdido importancia competitiva, aunque en los últimos años, debido a la crisis que acontece a nivel mundial ha ganado más importancia.

La idea de calidad es la de adecuación e idoneidad al uso, no obstante, hoy día concebimos la calidad como que algo es duradero, visualmente bonito, caro... Además las empresas se encargan de crear necesidades en los clientes. Un ejemplo que se me viene a la cabeza es el de los teléfonos móviles. ¿Quién necesita un móvil con cámara de fotos, cuando se tienen cámaras infinitamente mejores? Pues hoy día, el mejor móvil es el que tiene más resolución en su cámara. Realmente los utilizamos para comunicarnos, ¿para que necesitamos hacer fotos? Yo cuando me voy de viaje no suelo utilizar el móvil para inmortalizar los grandes momentos, pero aun así, confieso que mi móvil tiene cámara y ¡me encanta!

Otro de los objetivos de la calidad es reducir los costes generados por los artículos defectuosos. Esto es primordial para cualquier empresa, producir algo de buena calidad (para satisfacer al cliente) pero con el menor coste posible. ¿Cuantas veces nos hemos comprado cualquier producto y ha salido defectuoso? Seguro que infinidad de veces. Hará un año mi tío se compró un Volkswagen Passat, que por la marca piensas que es un buen coche con un buen motor. Pues bien, ha tenido que llevarlo al taller 10 veces puesto que el lote en el que se fabricó el cocche era defectuoso, y casi todas ellas el dinero del arreglo salía de su bolsillo. La casa Volkswagen se ha ofrecido a reparárselo, pero le obliga que pague él una parte. Claramente, mi tío no volverá a comprar un coche de esta casa, y probablemente muchos de los que hemos ''sufrido'' con él tampoco.
El caso del coche es un caso en el que los productos defectuosos no han sido identificados, y por lo tanto el cliente paga por un producto que está mal. En otras ocasiones los productos defectuosos se identifican, y pueden ser rechazados, reelaborados o utilizados como productos B. Esta última opción es la que llevan a cabo los famosos out-let, tiendas de ropa o de cualquier producto que se nos ocurra que poseen una tara y por ello son más baratas. Muchas veces esos defectos son imperceptibles por el cliente o de poca importancia, como que le falte un botón a una camisa, un hilo despuntado, etc. Así que también nos conviene que los fabricantes detecten los defectos, puesto que podemos comprar productos a mitad de precio y ahorrarnos bastante dinero, que tanta falta hace ahora.

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